El ser humano cuenta con una serie de capacidades (cognitivas, funcionales, motoras, emocionales y psicosociales) que le permiten su adaptación al entorno y dar respuesta a las exigencias de éste. Estas capacidades desarrollan un papel específico en dicho proceso de adaptación.
Cualquier capacidad humana se caracteriza por poder ser mejorada a través de la experiencia y la práctica. La Estimulación Cognitiva se define como el conjunto de técnicas y estrategias que pretenden optimizar la eficacia del funcionamiento de las distintas capacidades y funciones cognitivas (percepción, atención, razonamiento, abstracción, memoria, lenguaje, procesos de orientación y praxias) mediante una serie de situaciones y actividades concretas que se anticuan y estructuran en lo que se denominan “Programas de Estimulación”.
La Estimulación Cognitiva puede ser aplicada a cualquier individuo, puesto que cualquiera de nosotros podemos mejorar nuestras capacidades para ser más hábiles y diestros. En estos casos, los objetivos de este tipo de intervención son: desarrollar las capacidades mentales; y mejorar y optimizar su funcionamiento. Ejemplos de este tipo de intervenciones son los programas de estimulación temprana en la infancia, los programas o talleres de mejora de la memoria en la tercera edad, o ciertos programas para la mejora de habilidades visoespaciales o de la concentración en el ámbito deportivo. En todos estos casos, se pretende activar, estimular y entrenar determinadas capacidades cognitivas y los componentes que la integran, de forma adecuada y sistemática, para transformarlas en una habilidad, un hábito y/o una destreza.
Ahora bien, la Estimulación Cognitiva también tiene un objetivo terapéutico, puesto que diversas poblaciones manifiestan algún tipo de retraso, alteración, déficit o deterioro cognitivo importante y significativo. Dichos síntomas son considerados en ocasiones como fundamentales y definitorios en el diagnóstico de una discapacidad o patología. Es el caso, por ejemplo, de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, donde la Estimulación Cognitiva es una de las técnicas de intervención cada vez más consolidada. En otras ocasiones, como por ejemplo en la esquizofrenia, los déficits o alteraciones cognitivas no son síntomas primarios, pero cada vez cobran mayor importancia y presencia en el curso de la discapacidad o trastorno, hasta el extremo de que la Estimulación Cognitiva pasa a ser una técnica de intervención complementaria importante.
En el Centro Ficen, contamos con un equipo de profesionales del ámbito de la logopedia que pueden ayudarte en la estimulación cognitiva.