La alternancia sueño y vigilia forman parte de un ritmo biológico humano. El sueño tiene una correlación con el desarrollo ontogenético. Los cambios ontogenéticos en relación con el sueño MOR (movimientos oculares reflejos), como con el sueño de ondas lentas, son diferentes en la evolución de niños normales y niños con retraso mental (Petre-Quadens, 1972).
El sueño se ha dividido en 5 fases, aunque habitualmente se tengan en cuenta 4 fases del sueño. La primera fase del sueño es la transición de la vigilia. La segunda fase del sueño pertenece, como la primera, al sueño ligero. Las fases tercera y cuarta (delta) del sueño, pertenecen al sueño lento profundo. La fase quinta del sueño es la fase MOR o sueño paradójico.
En los trastornos del sueño se debe diferenciar entre pesadillas y terrores nocturnos. A las pesadillas se las considera como fenómenos normales, a los terrores como fenómenos patológicos.
En las pesadillas, el niño se mueve, gimotea y se despierta. Siente ansiedad. En los terrores nocturnos, tras algunos gritos, el niño se levanta o se sienta en la cama, grita, gesticula, se angustia y cuando pasa el terror vuelve a dormirse. Suelen repetirse en horario fijo.
El sonambulismo se da frecuentemente en los niños, su aparición es entre 7 y 8 años y la frecuencia del 1 al 6%.
Muchos ataques epilépticos suelen ocurrir durante el sueño profundo o al despertarse en aquellos niños que son propensos a este tipo de convulsiones (epilepsia nocturna).
En el Centro FICEN damos respuesta profesional a niños que padecen síntomas característicos de este trastorno. Además asesoramos y orientamos a la persona y a sus familiares.
Referencias:
– Principios de Educación especial. Esteban Sánchez Manzano. Editorial CCS.