El Síndrome de Down es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (o una parte del mismo), en vez de los dos habituales (trisomía del par 21), caracterizado por la presencia de un grado variable de discapacidad cognitiva y unos rasgos físicos peculiares que le dan un aspecto reconocible. Es la causa más frecuente de discapacidad cognitiva psíquica congénita y debe su nombre a John Langdon Haydon Down que fue el primero en describir esta alteración genética en 1866, aunque nunca llegó a descubrir las causas que la producían. En julio de 1958 un joven investigador llamado Jérôme Lejeune descubrió que el síndrome es una alteración en el mencionado par de cromosomas.

El Síndrome de Down lleva asociado un déficit intelectual, con un abanico extenso de variaciones en el nivel cognitivo, desde un retraso ligero hasta un deterioro grave. El potencial de las personas que padecen Síndrome de Down es susceptible de mejorar, debido a la gran capacidad de imitación, de adquisición de rutinas que aplican adecuadamente, y de aprendizaje que tienen las personas con Síndrome de Down.

La motricidad de las personas con Síndrome de Down se caracteriza por un tono muscular bajo. Esto unido a que las personas con Síndrome de Down tienden a la obesidad, puede provocar en las personas con Síndrome de Down pasividad y resistencia a moverse. Antes era frecuente que las personas con Síndrome de Down permanecieran más tiempo en casa y no se les estimulaba para desarrollar una actividad física y se satisfacían en exceso los deseos alimenticios de las personas con Síndrome de Down. Pero desde hace unas décadas se ha impuesto la necesidad de que las personas con Síndrome de Down tengan una nutrición correcta, se muevan y realicen actividades deportivas, lo que ha redundado en un desarrollo motor positivo de las personas con Síndrome de Down, así como en un peso de acuerdo con su estatura y a un mayor dinamismo en general, lo cual, a su vez, influye en los demás aspectos, incluido el intelectual, y posibilita un mayor grado de integración social de las personas que padecen Síndrome de Down.

Las personas que padecen Síndrome de Down suelen presentar un retraso en la aparición y posterior evolución del lenguaje, debido en parte a las características anatómicas de sus órganos fonatorios y a su hipotonía. Además, el tamaño de la lengua de las personas con Síndrome de Down (demasiado grande para la cavidad bucal),  dificulta su movilidad y la colocación en los puntos de articulación. En consecuencia, las personas con Síndrome de Down, tienen un lenguaje dislálico, pastoso y muy peculiar. El vocabulario de las personas con Síndrome de Down es pobre y tienden a utilizar de forma repetitiva frases hechas. Hay un porcentaje elevado de niños con Síndrome de Down que padecen tartamudez.

Los aprendizajes escolares de los niños con Síndrome de Down, en líneas generales, están en consonancia con el nivel mental, pero hay que destacar que su buena capacidad de aprendizaje favorece el rendimiento y puede acrecentar el desarrollo de las potencialidades de las personas con Síndrome de Down.

Desde el punto de vista de la personalidad, las personas con Síndrome de Down, son muy afectivas, sociables y simpáticas, hasta el punto de que, a pesar de sus dificultades de lenguaje, tienen una gran intencionalidad comunicativa. Las personas con Síndrome de Down son muy receptivas al trato que reciben, de modo que su respuesta afectiva y social es distinta según se vean o no aceptados y queridos. Las personas con Síndrome de Down suelen mostrar un carácter terco, en ocasiones favorecido por la educación y la postura permisiva de algunas familias que, con el criterio erróneo, les permiten y consienten todo. Aunque la generalidad de los niños con Síndrome de Down es afable y alegre, hay algunos niños con Síndrome de Down que presentan tendencia al aislamiento, con movimientos y conductas repetitivas y estereotipadas, incluso a veces con brotes de agresividad.

En el centro FICEN damos respuesta a los problemas de conducta y dificultades de aprendizaje y/o apoyo psicoeducativo que presentan los niños con Síndrome de Down y asesoramos a las familias en dichos aspectos.

Referencias:

“Niños con discapacidad psíquica. Guía para padres”. María Fernanda Fernández Baroja. Ana María Llopis Paret. Carmen Pablo Marco. Editorial CEPE.