La presencia de un hijo con discapacidad genera en la familia, en la mayoría de los casos, una serie de desajustes. Tal vez la primera reacción de los padres cuando reciben la noticia de que su hijo tiene una discapacidad sea no creer, ocultar y ocultarse ante los demás, pensar y desear que haya una equivocación en el diagnóstico. Perciben su realidad como violenta y dolorosa y tratan de evadirla, pues su imagen de padres era disfrutar del hijo, verlo crecer y verse reflejados en él

Los padres de niños con discapacidad transitan distintas etapas, desde no aceptar la situación de tener un hijo diferente, pasando de médico en médico, culpando a profesionales, buscando medicinas alternativas, hasta que aceptan la real magnitud y el significado de la discapacidad, comprendiendo que el problema del hijo/a persistirá.

A partir de ese momento, aparecen los sentimientos de culpa, las recriminaciones y dudas. La dedicación de tanto tiempo al menor provoca deterioro en la relación familiar con sus otros hijos y consigo mismos, siendo frecuentes las relaciones distantes, separaciones, personas cansadas y angustiadas. Esto afecta la calidad de vida de los integrantes del grupo familiar y del hijo con discapacidad

También se dan casos de padres que comprenden y aceptan pronto la discapacidad o real situación de su hijo, alcanzando grandes logros en el desarrollo de las potencialidades del niño, no perdiendo la visión de las otras áreas de desarrollo de sus vidas.

Paniagua (2003) plantea un modelo de adaptación de padres que tienen un hijo con discapacidad y el mismo consiste en varias etapas:

1.- Fase de Shock: Al conocer la noticia de que su hijo tiene una discapacidad, se produce un bloqueo que puede impedir incluso la comprensión de los mensajes que se están recibiendo.

2.- Fase de Negación: Después de la primera fase, la reacción de muchos padres es olvidar o ignorar el problema, funcionando día a día como si nada hubiera sucedido, o bien, resistirse cuestionando la capacidad de diagnóstico de los profesionales.

3.- Fase de Reacción: En esta fase los padres viven una serie de emociones y sentimientos tales como enfado, culpa y depresión. Aunque éstos resulten aparentemente desajustados, constituyen los primeros pasos inevitables hacia la adaptación, siendo necesaria su expresión para alcanzar las fases más constructivas.

4.- Fase de Adaptación y Reorientación: Tras sentir con intensidad alguna de las reacciones anteriormente citadas, la mayoría de los padres de un niño con discapacidad llegan a un grado de suficiente calma emocional para avanzar hacia una visión realista y práctica de cómo ayudar al hijo con discapcidad.

En tanto los niños con discapacidad son pequeños, las familias reciben sugerencias para normalizar, integrar e incluir a su hijo con discapacidad. Posteriormente, cuando son adultos comienza a disminuir el apoyo social y educacional y pareciera que los hijos con discapacidad se mantienen como eternos niños, no percibiendo fácilmente sus niveles de competencia. Esto genera nuevamente confusión y pueden llegar a reiterar la vivencia de las etapas ya mencionadas.

En este sentido, en el Centro FICEN, se interviene tanto con los niños y jóvenes con discapacidad como con sus familias, la comunidad y la sociedad, con el fin de alcanzar su bienestar psicológico y social.

En el Centro FICEN damos respuesta profesional a todos las preguntas que te hagas con respecto a tu hijo/a con discapacidad y además asesoramos a sus familiares.