El paso de la familia a la escuela
La familia constituye en los primeros años el contexto de crianza más importante en la vida y desarrollo de un niño/a. La calidad y naturaleza de las relaciones ente los padres y su hijo/a va a influir positiva o negativamente en el niño/a con necesidades educativas especiales. Cuando el niño/a con necesidades especiales entra en la escuela, esto supone una prueba evolutiva para él, tiene que adaptarse a un entorno diferente a la familia, lo que implica una etapa de transición importante para todo el sistema familiar (Gastañaga, 2004).
Las escuelas infantiles proporcionan al niño/a con necesidades educativas especiales espacios accesibles, relaciones afectivas estimulantes y seguras con adultos y los primeros contactos con iguales (Sáez, 2003). Para las familias supone una preocupación en relación con: la capacidad de los profesionales para conocer a su hijo/a y atender a sus dificultades, confianza en el trabajo de la gente que interviene directamente con el niño/a con necesidades educativas especiales.
Es por ello que es fundamental que existan buenos profesionales formados adecuadamente que sepan atender las necesidades y demandas de la familia y del niño/a con barreras para el aprendizaje.
La relación entre la escuela y las familias con niños con necesidades educativas especiales
Desde la perspectiva de las relaciones entre la familia de niños/as con algún problema y la escuela, es fundamental abordar tres áreas de análisis.
1) El niño/a con necesidades educativas especiales: es fundamental que la escuela tenga la máxima información sobre su evolución, sus capacidades, sus conductas inadecuadas, sus motivaciones e intereses, sus juegos y momentos preferidos para jugar, sus relaciones con adultos e iguales, sus mecanismos de comunicación (lenguaje oral, gestos naturales como señalar cambio de mirada…), sus dolencias físicas…
2) La familia: el papel que ocupa la familia es fundamental ya que el niño/a está influenciado por las relaciones que mantenga con sus padres, tratándose de una relación de influencia recíproca. La escuela ha de tener la máxima información de la familia respecto a: sus miedos o inseguridades respecto al diagnóstico, la evolución real de su hijo/a, sus hitos evolutivos, sus conductas inadecuadas, información sobre recursos externos (fisioterapia, logopedia, atención psicológica…). Es fundamental que la escuela cumpla un papel de asesoramiento y apoyo en todas las necesidades y demandas de las familias.
3) Los profesionales: cuanto mejor nos conozcamos los profesionales en relación con nuestro trabajo y nuestra implicación emocional en el proceso, y sobre nuestras habilidades para fomentar unas buenas relaciones de colaboración con la familia, mejor atenderemos a las familias y a su hijo/a.
Sáez, J. (2003). Reflexiones sobre el trabajo con familias y niños y niñas de necesidades educativas especiales. Infancia y Sociedad, 82, 28-36.
En el centro FICEN, damos respuesta profesional a todo problema que provoque una disminución en la función global de la persona. Además, asesoramos y orientamos a la persona con discapacidad y a sus familias.