La motricidad es la capacidad de los seres vivos de generar movimiento por sí mismos. En general, se suele clasificar en motricidad gruesa, motricidad fina y conocimiento del esquema corporal.
La motricidad gruesa engloba el dominio de las distintas partes del cuerpo y de hacer que se muevan de forma voluntaria. Es muy importante que exista una sincronización de movimientos y una armonía de los mismos. La coordinación es un proceso complejo, aprendido y automatizado, regulado por los receptores propioceptivos, sistemas visual y vestibular y cerebelo, que permite al sujeto la realización de movimientos de las distintas partes del cuerpo con armonía y soltura, bien sean cambios posturales, caminar, subir y bajar escaleras, saltar, etc.
La motricidad fina comprende todas aquellas actividades que necesitan precisión, destreza y un elevado nivel de coordinación. En el miembro superior, además de un dominio muscular y una coordinación en los movimientos, se precisa una coordinación entre el ojo y la mano, dirigiendo la mano correctamente hacia el objeto que se desee coger, o para escribir, coser, etc.
La comprensión de la organización del cuerpo en dos partes simétricas divididas por un eje vertical se entiende como la toma conciencia del eje corporal. Es importante tomar conciencia del yo y del otro yo y poder localizar en uno mismo y en los demás las distintas partes del cuerpo. La predominancia lateral o lateralidad se puede definir como el empleo preferencial o dominio de un lado sobre el otro.
Conocer las posibilidades de movimiento, tanto motricidad gruesa como motricidad fina, y situar el cuerpo dentro del espacio y el tiempo es muy importante para un buen desarrollo psicomotor.
En el Centro Ficen damos respuesta profesional a toda alteración de la motricidad que se pueda beneficiar de la aplicación de la terapia psicomotriz. Además asesoramos y orientamos a la persona con discapacidad y a sus familiares.