LA IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LOS NIÑOS
Una de las pautas de crianza más importantes en los primeros años de la vida de un niño/a son los momentos de juego con sus padres y más tarde con sus iguales. Es importante propiciar un entorno familiar organizado con la presencia de juegos, objetos cotidianos o juguetes adecuados a la edad del niño/a, así como fomentar interacciones diarias padres-hijo/a dentro del sistema familiar mutuo en el que los padres influyen en el niño/a y viceversa.
A través del juego, el niño/a establece contacto visual con sus padres, contacto que le facilita conocimientos sobre sus padres.
EL JUEGO EN LOS NIÑOS CON PROBLEMAS VISUALES
Sin embargo, en las familias con niños/as con problemas visuales, bien por motivos de origen biológico (problemas visuales) o de origen social y personal que caracterizan los contextos familiares, no todos estos niños/as se desarrollan en un ambiente adecuado para su evolución. Los niños/as con problemas visuales no siempre disponen de esos momentos de juegos con sus padres, por diferentes razones.
Mediante el juego el niño/a consolida los vínculos afectivos con sus padres, y constituye el medio de comunicación más inmediato antes de la aparición de otras señales comunicativas más intencionales.
El niño/a ciego necesita de estas experiencias de juego y es su entorno familiar quien tiene que proporcionárselas. A continuación vamos a ver algunas etapas del juego y cómo se desarrollan en las familias con niño/a con problemas visuales.
EL JUEGO RELACIONAL
El juego relacional consiste en juegos de contacto corporal entre los padres y su hijo/a donde se producen intercambios de contactos, caricias, de acoplamiento corporal, de palabras, de miradas, de estados de tensión y de placer… (Mayo, 2010). Pero en las familias con hijos/as con problemas visuales existen dificultades para establecerlos, derivados de la situación emocional y de estrés que sufren y de las limitaciones que presenta la ceguera en estos juegos. Las respuestas del bebé ciego en esta etapa se caracterizan por su baja expresividad, lo que desmotiva a los padres a interaccionar con su hijo/a, pero solo han de ser pacientes y esperar a que aparezcan las primeras señales comunicativas y las primeras sonrisas, que llegarán antes o después. El niño/a con problemas visuales necesita del contacto físico para percibir la presencia y la afectividad de sus padres, y necesita de palabras que acompañen a las acciones de sus padres, que le lean cuentos, escuchar canciones… Es importante hablarle, tocarle, acariciarle, entenderle y ser pacientes. El establecimiento de rutinas es fundamental para organizar su mundo y hacerle sentir cierto grado de control sobre él.
Es fundamental el apoyo de profesionales cuándo aparecen dificultades en los padres a la hora de interaccionar con su hijo/a con problemas visuales, para evitar que se produzca un apego inseguro e inestable que influya negativamente en el desarrollo cognitivo, social y afectivo del niño/a.
En el centro FICEN, damos respuesta profesional a todo problema, como es el caso de los problemas visuales, que provoque una disminución en la función
global de la persona. Además, asesoramos y orientamos a la persona con
discapacidad y a sus familias.