Los estiramientos miotendinosos forman parte integrante de las técnicas de cuidados, prevención, mantenimiento y/o desarrollo de las capacidades actuales de cada individuo; deben responder siempre a un análisis previo que permita entonces elegir la o las técnicas que mejor se adapten. Lo prioritario no es la técnica sino el objetivo, la técnica está adherida al objetivo en función de los resultados de las evaluaciones.
Para un mismo objetivo existen varias técnicas, permitiendo así responder a distintas situaciones. De esta forma podemos querer estirar los isquiotibiales, pero al mismo tiempo evitar colocar la articulación de la rodilla en situación máxima de extensión, o también colocar los isquiotibiales conservando una postura correcta del raquis lumbar.
Los estiramientos constituyen una práctica razonada y adaptada, no tiramos sistemáticamente y de cualquier manera de todo lo que está rígido. Así, no porque el individuo no toque con sus manos el suelo cuando está de pie, presenta obligatoriamente una rigidez de los isquiotibiales; otros grupos musculares pueden verse implicados y para poder apreciarlo conviene realizar pruebas específicas antes de iniciar cualquier ejercicio. Incluso parece necesaria una determinada “rigidez” de los isquiotibiales (es fisiológica) en un anhelo de economizar la contracción muscular tónica. Es necesario subrayar que en la pubertad es totalmente “normal” no poder tocar los pies con las manos ya que el crecimiento óseo es más rápido que el de los músculos, los cuales se van adaptando progresivamente a su nueva situación.
(Texto sacado de Estiramientos analíticos manuales de H. Neiger).
En el Centro Ficen utilizamos los estiramientos para dar respuesta profesional a toda alteración osteo-muscular que se pueda beneficiar de su aplicación. Además asesoramos y orientamos a la persona con discapacidad y a sus familiares.