Las funciones reflejas y vegetativas como la respiración, la succión, la masticación y la deglución (tragar) son consideradas funciones prelingüísticas.
Las funciones prelingüísticas preparan al niño para los mecanismos del habla.

Los movimientos o praxias que utilizamos al hablar son los mismos que los que utilizamos para la deglución (para tragar saliva o alimentos líquidos, sólidos y/o semisólidos).

Esto significa que en la deglución la lengua toca los mismos puntos que en la articulación de los fonemas.

Si enseñamos a un niño a respirar bien y a alimentarse correctamente, le estaremos preparando para hablar. En este sentido el papel de la familia, educadores y equipos de orientación y logopedia, es imprescindible para la correcta adquisición de las funciones prelingüísticas.
Las alteraciones en la deglución pueden traer así mismo alteraciones en el habla o en la estructura ósea del niño.

Por este motivo, es de vital importancia una correcta evaluación desde la unidad de logopedia del proceso de deglución durante la maduración del niño, ya que ayudará a que nuestros hijos desarrollen una correcta articulación del habla y una correcta implantación de los dientes