La torsión tibial (desviación de la tibia hacia fuera o hacia dentro de la línea media) depende de la edad del niño y es variable de una persona a otra.
La torsión tibial interna produce la torsión de los pies del niño hacia dentro o éstos tienen el aspecto de “dedos de paloma”. Se ve comúnmente en niños que empiezan a caminar. Tres de cada diez niños a la edad de cuatro años, andan desviando la punta del pie hacia dentro.
En la torsión tibial externa, el niño dirige el pie hacia fuera, también conocido como “marcha de pingüino”.
El curso natural de la torsión tibial incluye la rotación hacia fuera conforme crece el niño. La torsión tibial interna o medial se expresa por una cifra negativa y la torsión tibial externa o lateral se expresa por una cifra positiva.
In útero se aprecia que la tibia se encuentra desviada hacia la línea media en aproximadamente -40o; al nacer, este ángulo es menor y a medida que el niño crece, dicho ángulo va disminuyendo aproximadamente 5o por año, hasta alcanzar la cifra del adulto de aproximadamente 15o.
La etiología de la torsión tibial puede deberse a un mal posicionamiento intrauterino, a causas familiares (generalmente, el estilo de caminar de un niño se parece al de sus padres), a la anteversión femoral (que condiciona una rotación interna de toda la extremidad), a un metatarso aducto-varo congénito o a un valgo de calcáneo (éste provoca una adaptación en torsión tibial externa y varo de rodilla).
Para el diagnóstico clínico de la torsión tibial se comprueba el movimiento completo de rotación de las caderas. Se diferencias tres grados: leve, rotación interna entre 70-80o y rotación externa entre 10-20o; moderada, rotación interna entre 80-90o y rotación externa entre 0-10o; grave, rotación interna más de 90o y rotación externa no es posible. Otros procedimientos de diagnóstico son la radiografía, la tomografía computerizada (TC) y las imágenes por resonancia magnética (RM).
El tratamiento específico de la torsión tibial será determinado basándose en lo siguiente:
– La edad del niño, su estado general de salud y sus antecedentes médicos.
– Cómo está de avanzada la torsión.
– La tolerancia del niño a la terapia.
– Las expectativas para la evolución del trastorno.
En el Centro Ficen damos respuesta profesional a todo problema que presenta torsión tibial entre sus signos clínicos. Además asesoramos y orientamos a la persona con discapacidad y a sus familiares.